Una garra sin filo

Tendríamos que estar ciegos para no darnos cuenta que los equipos peruanos están a años luz de competitividad en torneos internacionales, pero lo de los cremas, la noche del pasado jueves, fue una cachetada a la ilusión, un semblante de mediocridad, y una vuelta (más) a la cruda realidad del balompié nacional.

Como ya es costumbre en el medio, con el marcador a favor gracias a un score abultado y por demás sencillo de mantener, los merengues salieron al campo de juego confiados; tomando en cuenta la localía, el himno nacional que se entonó junto al eco de las más de veinte mil personas que llegaron a acontecer la segura clasificación, el bajo balance del Deportivo Capiatá, la motivación por conocer desde ya al próximo rival (Atlético Paranaense de Brasil), por los tres goles de visita y con la hinchada a favor en el imponente Estadio Monumental de Ate, se vislumbraba que la victoria de la ‘U’ sería lo más lógico, pero a medida que fueron pasando los minutos, lo que parecía confianza fue volviéndose miedo, el miedo se volcó en nerviosismo, y el nerviosismo, finalmente, se convirtió en la desconcentración abismal que trajo cuesta abajo los sueños de la mitad más uno del Perú con los tres goles del equipo guaraní, que tuvo mucha más garra, ganas y pretensiones de pelear por el ingreso a la fase de grupos, y aunque en el fútbol los merecimientos no existen, fue, claramente, un justo ganador.

La dirigencia crema gastó e invirtió más de lo debido pensando en la clasificación directa, en los cuatrocientos mil dólares por luchar en la tercera fase y en planificar dos equipos, que alternarían entre el campeonato local y la Copa Libertadores, sin embargo, lo demostrado el último jueves, nos abre los ojos y demuestra que la lucha del deporte rey en el país, aunque cueste creer y duela, se limita a ser interna: los torneos de verano, del inca, descentralizados, aperturas, clausuras y clásicos, todas esas alegrías maquilladas serán siempre cíclicas. Debemos acostumbrarnos a ganarnos entre nosotros; la Federación Peruana de Fútbol debería pensar en crear más torneos para que nos den más salpicones de fe y esperanza y tape con un dedo, las lágrimas a rabiar de cada uno de los que ven a sus equipos caer una, otra, y una vez más ante cualquier equipo extranjero y sienten traicionado su amor a los colores de las camisetas de su corazón.

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La hinchada pide la salida del cuerpo técnico y no es para menos. Mientras que en la temporada pasada “El Abuelo terrible” era elogiado por todos, ahora ocurre exactamente lo contrario. Ironías propias de lo pasional, hipócrita y cambiante que es el fútbol. Entonces, ¿Chale y compañía deberían dar un paso al costado?, no. Ya que si bien es cierto tiene un esquema de planteamiento no tan actual, ha quedado demostrado que cumple con su trabajo, y que aún si tuviéramos un técnico con las estrategias del mejor equipo del mundo, no lograríamos mucho, y me atrevería a decir, no lograríamos nada. La deficiencia principal que tenemos, hoy por hoy, son los jugadores mismos, y hasta que no levantemos cabeza y empecemos atacando desde las cantera, seguiremos cayendo, como ya es costumbre.

Queda el sueño de la veintisiete, y la primera prueba de fuego para las aspiraciones del equipo merengue es ganarle al compadre en el primer clásico del año en Matute, que sin duda, va a definir al equipo, más allá de un resultado.

Nuevamente al campeonato local. Una alegría más, una alegría menos.

Luis Alberto GutiérrezAutor: Luis Alberto Gutiérrez Escritor y columnista. Comunicador.
25 años
Blogger
Descripción en dos palabras: Literatura y Cultura

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